No hay nada que guste más tanto a niños como a adultos que un buen plato de patatas fritas. Son el mejor acompañamiento para cualquier plato de carne o pescado.

No es una elaboración complicada, para hacer unas buenas patatas fritas necesitáis solo una sartén, aceite de oliva o de girasol, patatas y sal.

Pelaremos y cortaremos las patatas en forma de bastones ya que ofrecen un resultado mucho más casero. Las mejor variedad es la pata nueva ya que tiene mucho menos almidón que la vieja o la tardía.

Un buen consejo antes de proceder a la fritura es meter las patatas cortadas en agua fría durante unos minutos. Con esto conseguiremos que suelten el almidón y evitaremos que después se peguen las unas con otras.

Utilizad siempre aceite limpio, mejor si es de oliva ya que aguanta mucho mejor las altas temperaturas. Tenéis que echar la cantidad suficiente para cubrir las patatas en su totalidad. Podéis usar una freidora o una sartén grande. Cuando el aceite empiece a burbujear introducimos las patatas. Si vais a freír una gran cantidad, es preferible que lo hagáis poco a poco y no introduciendo todas las patatas a la vez.

Para que las patatas queden blandas por dentro y crujientes por fuera, hay que freírlas dos veces, primero durante unos 7 minutos hasta que queden tiernas, ligeramente doradas pero no fritas totalmente. A continuación las sacamos del aceite, dejamos que se enfríen y volvemos a introducirlas 2-3 minutos más, para alcancen esa textura inconfundible.

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